Esta Semana Santa ha sido atípica. El fuerte sol acostumbrado de esta época no se ha manifestado. Estos días han sido fríos, grises y bastante lluviosos. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para que la gente demuestre su religiosidad y su fe. Si antes las doñitas visitaban sus siete iglesias con sombrillas para no solearse tanto, esta vez sacaron su paraguas. Me llamó la atención ver la misma cantidad de gente que el año pasado. Ese tumulto en las iglesias, esas miradas de devoción hacia el Nazareno, los rosarios apretados al pecho y la cantidad de bebés y niños abrazados a sus padres en el mismo acto.
En el recorrido en el centro de la ciudad, cada iglesia demuestra su verdadero rostro. Estas edificaciones que guardan gran valor en sus piezas, obras e historia, denota su deterioro. Pese al esfuerzo de los feligreses y de la Iglesia Católica, año a año dejan ver su otra cara. A algunas les falta pintura, otras presentan grietas, tienen problemas con las bancas, en fin.
Las edificaciones son hermosas. Caminar en ellas es ubicarse en tiempos extraordinarios para Caracas. Imagino una boda en la iglesia de Las Mercedes o en la Catedral. Lástima que adicional a los problemas físicos que presentan, haya que añadir el aumento de la delincuencia.
En esta oportunidad, la iglesia de Santa Capilla no estuvo abierta. Necesita urgentes reparaciones en su infraestructura. Permanecieron abiertas las puertas parcialmente, con grandes rejas, para que la gente hiciera su parada pero no pudiera acceder a ella. Se necesitan cerca de 2 millones de bolívares para su restauración. Piden al alcalde de Libertador, Jorge Rodríguez y a los fieles, su ayuda.
Esta iglesia fue construida en 1567. Dicen que Diego de Lossada, fundador de Caracas, ordenó hacerla para cumplir con un voto que hizo en su patria cuando resolvió lanzarse a la conquista del valle.Un incendio la destrozó cerca de 1600 y en 1641 un gran terremoto la devastó en su totalidad. Solo se salvó un santo. En 1667 se volvió a construir con ladrillos, cal y madera. Permaneció así hasta 1812 cuando el terremoto la sacudió.
Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco se limpiaron las ruinas y se construyó la edificación que se conoce hoy, realizada por el arquitecto Juan Hurtado Manrique.
La iglesia es una réplica a menor escala de la Saint Chapelle de París. El 5 de agosto de 1926, el papa Pió XI designó a Santa Capilla como Basílica Menor.
Pese al descuido, este recinto guarda piezas artísticas de gran valor histórico y estético. En una de sus paredes se encuentra la pintura del venezolano Arturo Michelena La multiplicación de los panes.
Los venezolanos son muy devotos y religiosos. Hacen frente a las adversidades, en especial cuando la fe está en el medio. Este año y los siguientes no serán la excepción.
En el recorrido en el centro de la ciudad, cada iglesia demuestra su verdadero rostro. Estas edificaciones que guardan gran valor en sus piezas, obras e historia, denota su deterioro. Pese al esfuerzo de los feligreses y de la Iglesia Católica, año a año dejan ver su otra cara. A algunas les falta pintura, otras presentan grietas, tienen problemas con las bancas, en fin.
Las edificaciones son hermosas. Caminar en ellas es ubicarse en tiempos extraordinarios para Caracas. Imagino una boda en la iglesia de Las Mercedes o en la Catedral. Lástima que adicional a los problemas físicos que presentan, haya que añadir el aumento de la delincuencia.
En esta oportunidad, la iglesia de Santa Capilla no estuvo abierta. Necesita urgentes reparaciones en su infraestructura. Permanecieron abiertas las puertas parcialmente, con grandes rejas, para que la gente hiciera su parada pero no pudiera acceder a ella. Se necesitan cerca de 2 millones de bolívares para su restauración. Piden al alcalde de Libertador, Jorge Rodríguez y a los fieles, su ayuda.
Esta iglesia fue construida en 1567. Dicen que Diego de Lossada, fundador de Caracas, ordenó hacerla para cumplir con un voto que hizo en su patria cuando resolvió lanzarse a la conquista del valle.Un incendio la destrozó cerca de 1600 y en 1641 un gran terremoto la devastó en su totalidad. Solo se salvó un santo. En 1667 se volvió a construir con ladrillos, cal y madera. Permaneció así hasta 1812 cuando el terremoto la sacudió.
Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco se limpiaron las ruinas y se construyó la edificación que se conoce hoy, realizada por el arquitecto Juan Hurtado Manrique.
La iglesia es una réplica a menor escala de la Saint Chapelle de París. El 5 de agosto de 1926, el papa Pió XI designó a Santa Capilla como Basílica Menor.
Pese al descuido, este recinto guarda piezas artísticas de gran valor histórico y estético. En una de sus paredes se encuentra la pintura del venezolano Arturo Michelena La multiplicación de los panes.
Los venezolanos son muy devotos y religiosos. Hacen frente a las adversidades, en especial cuando la fe está en el medio. Este año y los siguientes no serán la excepción.