Una larga pluma
Una rima, un pensamiento, incluso una
melodía, eran motivos de inspiración para componer.
Esa virtud la descubrió Sir Augusto
cuando daba sus pininos en la iniciación musical. En esas tardes en El Tigre
cuando aprendía acordes en la guitarra en la calle Guevara Rojas, y acompañaba
con el bajo a su hermano Emil, en festivales por sus composiciones en Maracay
con la Octava Nota.
Esa influencia tan cercana le permitió
desandar su pluma para escribir.
Sus primeras piezas están dedicadas al
amor, a ese hermoso sentimiento que despierta emociones diversas en los seres
humanos. Están compiladas en un cuaderno que le regaló su amigo Carlos Lozada,
en abril de 1985, un cumanés a quien conoció en Caracas, para que las tuviera
en un solo lugar y no en papelitos almacenados en una carpeta, como solía
guardar sus escritos.
Al
amor
La primera canción escrita por Sir, de
acuerdo con el cuaderno, es un valse que
se llama “Belinda”, escrito el 6 de febrero de 1974, dedicado a su
esposa y en ese momento su novia.
Le siguen de ese mismo año “Ensoñación”,
“El amor que se fue”, “Anhelos”.
También “Vuelve a mí”, “Región
ensoñadora”, escritas en 1975.
Esas canciones son principalmente valses
de estilo romántico y cortas. Llama la atención, porque años después sería una
costumbre que tuvieran muchas estrofas, en especial los aguinaldos y parrandas,
del que pronto, dedicaremos un tema.
De emociones
Cuando Sir comenzaba a componer se
emocionaba tanto que podía pasar días arreglando detalles de la música y de la
letra. Además, grababa y tarareaba los arreglos para que no se le olvidara.
Mostraba con orgullo la creación a sus familiares y los invitaba a cantarla.
Aún recuerdo las notas de su cuatro que
comenzaba a tocar desde la madrugada, porque se levantaba muy temprano. Allí
practicaba estilos y variaba sus propias canciones con la intención de que su
ejecución fuera impecable.
Era muy respetuoso de las melodías y de sus arreglos.
Uno de tantos premios
Los años 70 y 80 fueron épocas
importantes para Sir con respecto a su repertorio. Tiene una riqueza de
material humano, son canciones simples y que hablan de un hombre sencillo y muy
enamorado
“Éxtasis” compuesta en
1976, ganó como Mejor Canción en el Maracayá de Oro que se celebró en el estado Aragua
el año 1978, interpretada por Gilberto Blasco, cuando era miembro de la Octava Nota.
Sería uno de los muchos premios y reconocimientos que
recibiría en su vida.