Galerones en el cielo
Hoy es un día especial. La Virgen de El Valle
cumple 101 años de coronación canónica como patrona de los pescadores, del
Oriente y de la Armada venezolana.
Papito, yo
imagino que has de estar feliz y contento porque de seguro le dedicaste un
concierto tempranito, allí cerquita de ella.
No había 8 de septiembre en el que no hubiera serenata, rezos y
devociones de tu parte para la madre de Dios. Así que en el cielo debe haber
fiesta también.
Esa fe viene del
hogar, de ese amor que mamá Bertha nos inculcó. Ese ejemplo de mujer que, a sus
89 años de edad nos sigue dando grandes muestras de fortaleza, firmeza y
convicción de fe.
Fuiste un hombre
muy mariano. Todos tus proyectos, acciones y trabajos siempre se los dedicaste
a ella. A la Virgen le entregaste todos tus discos firmados, como una forma de
agradecerle sus bendiciones.
Tu música no ha
dejado de sonar. Hoy cobra vigor porque infundiste en nosotras no solo ese
fervor, admiración y respeto hacia la Madre, sino la pasión por ofrecerle
nuestro canto y esos dones hermosos que nos regaló y que tú nos ayudaste a
cultivar.
Hoy le cantamos
y le damos las gracias por tener el privilegio de compartir con un hombre
maravilloso como tú, y de ser una extensión de tu vida.
Por el arte
Por nuestra
sangre corren también las venas del arte. Esas que desde que éramos pequeñas no
descansaste en enseñarnos a través de canciones y de tu desmedido amor por la
música.
Aunque no
pudiste dictarnos clases como si tuvieron el privilegio tus alumnos (los cuales
deben sentirse bien orgullosos), te empeñaste en mostrarnos la variedad de la
música en toda su amplitud. Aclaro -para los que no saben- que tenías más
paciencia con los extraños que con nosotras, porque conocías de nuestras
potencialidades y te molestabas con el primer error que pudiéramos cometer al
entonar una nota al cantar o al tocar un instrumento musical.
Querías que en
todas las reuniones cantáramos y bailáramos. Más de una vez quedé muda de los nervios
ante la audiencia y, molesto alzabas la ceja en señal de que arrancara. Hoy nos
reímos, pero qué días de duro aprendizaje.
Nos llevabas a
conciertos de la orquesta filarmónica
todos los domingos en la sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño,
nos hablabas sobre la historia de la música y de los compositores nacionales,
mostrabas preocupación porque poco se conociera de ellos en el país.
En la casa se
escuchaba a Mozart, Chopin, Debussy y todo lo que fuera música instrumental
folclórica. Recuerdo que insistías en las bondades que estos ritmos tenían para
las funciones del cerebro y del comportamiento, por las técnicas del
superaprendizaje que fue tema de tu tesis de grado cuando te graduaste de
Educador Integral de la Universidad Nacional Abierta.
Pero la
influencia no solo fue nacional, ese gusto por las canciones de Jhon Lennon,
Bee Gees, Louis Armstrong y de Frank Sinatra quedaba demostrado en las mañanas
cuando, rumbo al colegio, las cantábamos para amenizar la cola y no dormirnos.
Nos reíamos de las interpretaciones que en nuestra inocencia le dábamos al
inglés y le inventábamos frases en español.
¡Estás vivo!
Papá para mí no
te has ido. Yo sigo escuchando tu cuatro en cada rincón de nuestra casa cuando
en esas madrugadas en las que el insomnio ganaba la batalla, recurrías a tus instrumentos para relajarte y
así pasar el rato mientras amanecía. Extraño
las cosas sencillas y hasta cuando nos despertabas con hermosas melodías bien
temprano, así fuera domingo, para comenzar el día. Muchas veces nos
molestábamos porque queríamos dormir más, y ponías música de baile a todo
volumen en la casa para así demostrar tu alegría y vigor. Tu nieto, Sebastián Augusto recuerda con
picardía la canción “Vaca Mú” del grupo Los Blanco, que ponías a las 6:00 am a
todo volumen en la casa.
La muerte es
solo una despedida terrenal. Tú sigues con nosotras enseñándonos todos los días
a valorar con más ahínco nuestra cultura nacional, en trabajar con más empeño
en los proyectos trazados y en ser mejores personas.
Sé que tu
partida nos tomó por sorpresa a todos. Aceptamos con resignación los designios
de Dios y de la Virgen.
A quienes aún te
lloran les digo que te recuerden como fuiste: con música y alegría.
Nosotras
aprovechamos este día tan especial para recordar que vives en nosotras y que te
vemos todos los días cada vez que nos miramos al espejo.
Virgencita
Marinera dedicamos galerones y música margariteña para ti este día, pero sé que
tuviste una ofrenda especial bien temprano, con el concierto de Su Majestad El
Cuatro.
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