jueves, 20 de septiembre de 2012


Una larga pluma

Una rima, un pensamiento, incluso una melodía, eran motivos de inspiración para componer.
Esa virtud la descubrió Sir Augusto cuando daba sus pininos en la iniciación musical. En esas tardes en El Tigre cuando aprendía acordes en la guitarra en la calle Guevara Rojas, y acompañaba con el bajo a su hermano Emil, en festivales por sus composiciones en Maracay con la Octava Nota.
Esa influencia tan cercana le permitió desandar su pluma para escribir.
Sus primeras piezas están dedicadas al amor, a ese hermoso sentimiento que despierta emociones diversas en los seres humanos. Están compiladas en un cuaderno que le regaló su amigo Carlos Lozada, en abril de 1985, un cumanés a quien conoció en Caracas, para que las tuviera en un solo lugar y no en papelitos almacenados en una carpeta, como solía guardar sus escritos.

Al amor
La primera canción escrita por Sir, de acuerdo con el cuaderno, es un valse que  se llama “Belinda”, escrito el 6 de febrero de 1974, dedicado a su esposa y en ese momento su novia.
Le siguen de ese mismo año “Ensoñación”, “El amor que se fue”, “Anhelos”.
También “Vuelve a mí”, “Región ensoñadora”, escritas en 1975.
Esas canciones son principalmente valses de estilo romántico y cortas. Llama la atención, porque años después sería una costumbre que tuvieran muchas estrofas, en especial los aguinaldos y parrandas, del que pronto, dedicaremos un tema.

De emociones 
Cuando Sir comenzaba a componer se emocionaba tanto que podía pasar días arreglando detalles de la música y de la letra. Además, grababa y tarareaba los arreglos para que no se le olvidara. Mostraba con orgullo la creación a sus familiares y los invitaba a cantarla.
Aún recuerdo las notas de su cuatro que comenzaba a tocar desde la madrugada, porque se levantaba muy temprano. Allí practicaba estilos y variaba sus propias canciones con la intención de que su ejecución fuera impecable.
Era muy respetuoso de las melodías y de sus arreglos.

Uno de tantos premios 
Los años 70 y 80 fueron épocas importantes para Sir con respecto a su repertorio. Tiene una riqueza de material humano, son canciones simples y que hablan de un hombre sencillo y muy enamorado
“Éxtasis” compuesta en 1976, ganó como Mejor Canción en el Maracayá de Oro que se celebró en el estado Aragua el año 1978, interpretada por Gilberto Blasco, cuando era miembro de la Octava Nota.
Sería uno de los muchos premios y reconocimientos que recibiría en su vida. 

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